Pasaban los días, pasaban los meses y yo aún seguía pensando en ti, pensando en tu voz, imaginándome mil momentos contigo… momentos que vivía sin ti a mi lado.
Pasaban los días y mi vida continuaba, el mundo seguía girando, todo seguía pasando.
Algunos días no te pensaba, otros te extrañaba, otros te buscaba…
Los días pasaban mientras los sentimientos se agudizaban, se aferraban a mi inconsciente, a mi corazón, a mi alma…
Pasaban los días y yo seguía luchando por olvidarme de ti, haciéndome la dura para no sentir, para no soñar, para no recordar.
La lucha imparable por lograr sacarte de mí, me convirtió en alguien que no era, me desubico del plano en el que vivía, logre elevarme y aprender un poco más de la vida, pero también deje de creer en aquel sentimiento que solo tu podías despertar.
Llegue al punto de doblegarme ante mi corazón, pensé que lo tenía dominado, pensé que yo era quien decidía a quien querer o no, a quien olvidar y a quien no…
Llego el día donde decidí ponerle fin a esa disputa entre buscarte u olvidarte…
Allí estas, tan distinto pero a la vez como te recuerdo… y ahí es cuando vuelvo a sentir ese sentimiento, ese amor, ese cariño, esa preocupación y a la vez ese temor de perderte sin tenerte…
Allí estas, tan capaz de despertar amor, temor, gratitud y dolor en mi ser…todo en un instante.
Allí estas, tan simple, tan normal… tan “tu”.
Siguen pasando los días, y ahora más que nunca y al igual que siempre estoy atada a tu recuerdo, atada a tu mirada y a esa extraña sensación de quererte y odiarte.
Aquí me encuentro queriéndote en silencio como siempre…
Llorando enésima vez por ti…
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